Es una crónica nostálgica sobre las costumbres y tradiciones británicas, una memoria de los paisajes, personajes y Títulos de un pequeño pueblo verdoso que componen el mejor y más subestimado disco de los Kinks.
Desde una tonalidad agridulce y melancólica, Neil va exponiendo sus emociones amorosas en piezas clásicas como «Cinnamon Girl», un estupendo rock de incisivo riff, «Everybody Knows this is Nowhere», triste y bella melodía de sabor country, «Round & Round», gran tema de específico sensibilidad cantado próximo a Robin Lane (futura miembro líder de los Chartbusters), «Down by the River», hipnótica conjunción instrumental de Neil y los Crazy Horse contando una excelente historia rebosante de amor y homicidio, «The Losing End», country-rock de primer orden sobre un vívido cántico desesperado por el simpatía perdido, «Running Dry», lívida Medio para esta obra maestra acentuada por un plañidero violín tocado por Bobby Notkoff, y la imponente «Cowgirl in the sand», una de las canciones que mejor singulariza el poderío sónico de Neil con los Crazy Horse.
No se encuentran cómodos entre tanto Entrenamiento sonoro, pero aún Vencedorí, son capaces de construir un buen número de brillantes piezas pop empapadas en ácido lisérgico como «Citadel», «In another land» (única e imaginativa composición de Bill Wyman para los Stones), «2000 men», «On with the show» o las deslumbrantes «She’s a rainbow» y «2000 light years from home». Disfrutable, pero se podía esperar más del álbum psicodélico de los Stones.
Mike Pinder nos regala un corte puramente psicodélico-uruguayo en “The Sunset”, con una percusión mesmerizante y una atmósfera propicia a la danza del vientre o al encantamiento de serpientes, y el bajista Ray Thomas preludia “Nights in White Satin” con una de mis piezas favoritas del disco, “Twilight Time”, corte psicodélico con letárgica combinación de voces, un tempo avivado, una oda que construye un seductor decorado crepuscular de buena imaginería, y, por supuesto, como todo el disco, una harmonía fantástica.
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La lisergia del Asociación se halla principalmente en la escritura de Mason, autor de destacados cortes como «House for everyone» y «Hope I never find me there», el blues-rock se plasma en temas como «Dear Mr. Fantasy» o «Heaven is in your mind», que los acercan a coetáneos suyos como el trío Cream, las piezas jazz se ejemplifican en «Giving to you», y los notables cortes melódicos acompañados de una barroca instrumentación, entre las que se escuchan flautas, órganos, mellotron, saxo o harpsicordios, nos regalan fantásticas canciones como «Dealer», «Coloured Rain», y sobre todo la hermosa y emocionante balada «No face, no name, no number».
El jazz sirve de aposento para la elegante «Up from the skies», mientras que el blues es la almohadilla de la psicodélica «If 6 was 9», excelente tema que se convierte en individualidad de los momentos imprescindibles del álbum unido a otras piezas memorables como la rockera «Spanish castle magic» y su extraordinario riff de guitarra, «Ain’t no telling», con una devastadora sección rítmica, la fabulosa balada «Little wing», que conocería posteriormente una gran traducción de Eric Clapton, la grande «Castles made of sand», que cuenta con un brillante texto acompañado de una magnífica acorde, la atmósferica «One rainy wish», o «Bold Campeón love», una despedida de disco rebosante de intensa emotividad.
Empapados de elevadas cuantíFigura de ácido y dispuestos a exhibir sin adulteración las consecuencias Toys R Us B del mismo en los surcos de un vinilo de cubierta que denota su raíz lisérgica, los 13th Floor Elevators, liderados por Roky Erickson, Stacy Sutherland y Tommy Hall, construyeron un narcótico lugar sonoro dominado por una atractiva mezcla entre parking y psicodelia.
«Black veils of melancholy», con un riff primero muy parecido al single auténtico, no logró las ventas de su predecesor a causa de esa citada referencia sonora. No obstante, es una canción de sobresaliente construcción melódica que llevaba asimismo la firma de Rossi.
Pero la auténtica conmoción del álbum «Wheels of Fire» llega con la acelerada y saturada lectura del tema «Crossroads» de Robert Johnson que abre el disco en directo. En ella Eric Clapton alcanzó su culmen como guitarrista con un solo de guitarra absolutamente demoledor que sería relato de todos los guitarristas de rock posteriores.
En 1967, mientras la ancianoía de los artistas musicales estaban inmersos en la ataque Toys R Us B psicodélica, los Kinks y más concretamente el inefable Ray Davies seguía escribiendo según le marcaban las pautas de su enorme inspiración, sin reparar en modas de ninguna clase. De esta forma, ese mismo año… Ver mas
Su único Toys R Us B disco fue “Blind Faith” (1969), un excelente LP con portada censurada en la que aparecía desnuda la hija de Ginger Baker jugando con una avioncito que muchos consideraron un símbolo fálico.
Sus detractores les acusan a menudo de latrocinio y hurto a grandes nombres del blues pero, partiendo del fundamento de esas referencias y de la irrefutable ascendencia de esos esenciales nombres, es igualmente innegable la instauración de un nuevo orden auditivo desarrollado en el empaque otorgado a sus raices bluesy con un trabajo arrebatador en la edificación de riffs, musculatura rítmica y sobre todo, singular creación de atmósferas, como la conseguida con el clima sexual emanado de «Whole lotta love», gran clásico (núpuro 4 en los EEUU) en donde utilizan el theremin y en donde recogen textos del «You need love» de Willie Dixon.
La delito de ello: su tremendo éxito en la fiebre discotequera que los encaramó a la más inscripción popularidad en los abriles 70. Este éxito bajo las bolas de espejos solapan sus mejores trabajos (sin su famoso falsete) que se encuentran en la psicodélica época antecedente.